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domingo, 15 de mayo de 2016

El Lenguaje de las Llamas II



Paracelso afirmaba en su libro Philosophia Oculta: “Las salamandras se han visto con la forma de bolas de fuego, o lenguas de fuego, corriendo por los campos o mirando en las casas”. Se creía que eran como lagartos o culebrillas que ciertas personas podían ver saltando entre las llamas de un buen fuego.

Los egipcios, caldeos y persas, en ocasiones, confundían a los espíritus del fuego con dioses debido a su radiante esplendor e inmenso poder. Los griegos, siguiendo el ejemplo de culturas anteriores, deificaron a las salamandras encendiendo fuegos perpetuos en su honor.

Conectar con los elementales del fuego es fundamental para conectar con este poderoso elemento y aprender a interpretar su sabio, certero y mágico lenguaje.

Cada llama contiene el espíritu de un elemental del fuego. Siempre que haya fuego o calor, hay salamandras. Os invito a que contactéis con ellas y observéis qué tienen que deciros. Ellas son fuego y el fuego siempre nos indica un cambio. La magia siempre busca transmutar una situación en otra. Su brillo es el brillo de tu mente.



En otro post que escribí hace tiempo, El lenguaje de las llamas, dedicamos una introducción al lenguaje oculto de las velas. Os invito a su lectura. Allí hablábamos de la fascinante magia de las velas. Una magia sencilla, a nuestro alcance y, precisamente debido a su sencillez, muy eficaz y poderosa.

Hoy vamos a seguir hablando de la magia de las velas y su curioso lenguaje. Como os dije en aquella ocasión, las velas siempre nos responden. Los movimientos de las llamas nunca obedecen a la casualidad. Comprender esto es muy importante en magia pues como algunos ya sabréis, nunca existe nada por casualidad, sino por causalidad. Todo, absolutamente todo, obedece a una causa. Así que los movimientos de las llamas y el comportamiento de la vela os estarán dando una información valiosísima sobre el ritual o hechizo que estáis elaborando:

Llama que se inclina hacia la derecha. Pronto recibiremos buenas noticias respecto al asunto por el que preguntamos. Nos indica que el hechizo se va a resolver de forma favorable y positiva.

Llama que se inclina hacia la izquierda. Nos indicaría todo lo contrario. Es posible que las cosas no resulten como pretendemos. Solución negativa y poco favorable.

Llama normal: una vela que se quema de forma regular, con una llama normal tirando a alta y que no llora nos indica que todo el proceso va a salir bien, tal como lo hemos previsto y trabajado.

Llama con aura: si la llama de la vela tiene a su alrededor un aura especialmente dorada, nos puede indicar un gran éxito pero además una presencia espiritual muy fuerte, bien sea de seres espirituales afines o de algún difunto que nos protege u otro ser luminoso y protector que nos guía desde el otro lado. Es muy buena señal, buena fortuna, éxito y protección.

Vela a la que le cuesta prender. Puede indicar que el espacio espiritual en el que estás trabajando está sucio o cargado de mala energía. O también indicar que no estás muy concentrado.



Punta del pabilo brillante. Mucha suerte y éxito.

Vela que se quema despacio: es un mal augurio. Una llama débil o pequeña nos indica varias cosas que apuntan a que lo que estamos trabajando va a encontrar fuertes resistencias, obstáculos y dificultades y existe mucha probabilidad de que no salga bien. Puede indicar que quizá no sea el momento adecuado para hacer el hechizo. Siempre podemos intentarlo en otro momento y, desde luego plantearnos que sería mejor elaborar otro ritual diferente y más potente o hacer una profunda limpieza de las energías relacionadas con el asunto que trabajamos.

Vela que llora mucho. Hay dificultades para tener el éxito deseado así como mucha carga emocional mal canalizada. Aquí hemos de tener en cuenta la forma de las lágrimas y sugiero que nos dejemos llevar por la intuición. Observar la vela y sentir qué nos quieren decir sus formas. Una pequeña pista para empezar es que si la cera que cae tiene formas regulares es algo más positivo y si la vela deja formas variadas e irregulares, sobre todo en forma de punta, debemos tener precaución. Es una advertencia. En ocasiones, forman figuras totalmente reconocibles que nos ayudan a mucho a interpretar la información que nos dan.

Llama pequeña y que chisporrotea: cuando nos encontramos con una vela que tiene una llama pequeña y poco potente pero además chisporrotea y llora mucho, tenemos una prueba de que hay alguien trabajando contra nosotros. Prueba de que están haciéndonos brujería.

La vela se quema rápido: es muy buen augurio. Una señal clara de que lo que hemos pedido se va a dar sin demasiados obstáculos, de forma fluida. Si la vela la hemos encendido para magia defensiva, nos está diciendo simple y llanamente que la persona que nos ha hecho mal está recibiendo de vuelta lo que es suyo.

Elevación repentina de la llama. Buen augurio. Buena suerte, prosperidad, consecución de proyectos... Es una respuesta a que el hechizo va a tener gran éxito.

Elevación repentina e inmediato descenso de la llama. Advertencia a tener en cuenta pues nos avisa de situaciones delicadas, altibajos extremos y en definitiva, que surgirán problemas.

Si la llama se apaga es una mala señal. Significa que algo no saldrá e incluso puede indicar mala suerte. Yo en este caso recomiendo lo mismo que cuando la vela se quema despacio. Que diseñemos otro ritual, que elijamos otro momento y desde luego, que desechemos la vela y usemos una nueva. No es bueno usar la misma vela de nuevo aunque esté entera.

Humo. Nos indica que se están quemando las malas energías y que se está entrando en un periodo de limpieza y purificación.



He escrito estas pequeñas indicaciones basándome en mi propia experiencia ya que el mundo de la magia con velas es fascinante y complejo.  Aprenderlo es cuestión de tiempo y práctica. Incluso algunas de estas “reglas” podrán variar de persona a persona ya que cada uno aprende un propio lenguaje de símbolos para comunicarse con los numerosos reinos espirituales. Os invito a que practiquéis con pequeñas preguntas y busquéis vuestro propio lenguaje de comunicación con las salamandras.



viernes, 31 de octubre de 2014

Cuando los Muertos Regresan


Hoy es Halloween. El tradicional Samhain (pronunciar sow-en) celta y el Sabbat más importante para la brujería y el neopaganismo.

En estas noches, cada vez más largas, se celebran las noches de las ánimas, los días de muertos. Antiguas creencias que afuera de las ciudades tienen un significado muy hondo pues evocan unos días en los que nuestros antepasados sabían algo. Un misterioso algo. Un oculto saber que hoy en día no tiene cabida en una sociedad que cierra los ojos ante lo esencial, que no es más, y ahí es nada, que aquello que alimenta nuestro espíritu.

Los muertos han estado siempre presentes en nuestra cultura. En aquellas sociedades cerradas y aisladas de los pueblos, los muertos formaban parte de la vida. El culto a la muerte y a los difuntos se remonta a etapas muy tempranas y se ha podido descubrir debido a los restos de enterramientos que se han descubierto donde se encontraron huesos teñidos de rojo, separación de cráneos, disposición de cuerpos siguiendo linealidades astronómicas o geográficas así como la aparición de objetos junto a los cadáveres.

Los vivos, una vez que mueren, pasan a engrosar las filas de aquellas multitudes que intuimos que están al otro lado del velo, justo al otro lado de esa delicada frontera que separa la realidad física de la invisible, ese mundo que está al otro lado del cerco. Pero estos muertos no están quietos. Si bien para muchos la muerte es el fin de todo, para las personas que nos dedicamos a la brujería y a cabalgar en las noches de tormenta, sabemos que el trasiego de los muertos es idéntico al de los vivos. Son innumerables las historias que nos llegan sobre muertos que se aparecen o que se dejan ver veladamente. 

Muchos vienen queriendo dar un mensaje de vital importancia a un familiar vivo, otros quieren abrazarnos, algunos quieren venganza y otros muchos ni siquiera saben que han muerto. Unos quieren una misa, otros arreglar asuntos inconclusos. En cambio otros transmiten luz y transmiten paz. Pretender hacernos creer que no existen es cercenar nuestra espiritualidad. Somos seres trascendentes y al otro lado la actividad es febril.   

Este núcleo tan trascendente y necesario para comprender la vida es ignorado por la mayoría. Pero por mucho que se ignore, más tarde o más temprano uno de nosotros tendrá un encuentro, más o menos impactante, con esa realidad intangible. Es imposible permanecer ajenos a ella.

No suelo contar cosas personales en mi blog, pero no puedo dejar de contar lo que me ha sucedido estos días con respecto a algunos familiares que me precedieron y que ahora están en aquellos mundos elevados. Ellos sí están elevados, los hay que no, pero hablar sobre los asuntos de los muertos daría pie a crear un blog solo para ellos.



Muchos sabréis que recientemente he vivido un episodio dramático con un familiar que estuvo gravemente enfermo de forma repentina y que gracias al universo y a las fuerzas mágicas de la naturaleza ha sobrevivido y está bien. Aquellas noches yo no sabía qué iba a suceder y tampoco podía cruzar el cerco porque no tenía la serenidad necesaria para hacerlo así que me sentía completamente a oscuras. Pero cuando me quedaba dormida, esos dos familiares se me aparecían. Todas las noches, en muchos sueños y siempre me mostraban cosas que me tranquilizaban, sonreían mucho y estaban envueltos en una luz resplandeciente. Así que una mañana de aquellas me levanté y gracias a ellos supe que todo iría bien, como así ha sido. Nunca les estaré lo suficientemente agradecida.

Samhain es especial para mí este año, no tan festivo como otros pero cada cual ha de celebrarlo como le dicte su espíritu. En cuanto caiga la noche, en el momento preciso en el que el atardecer se transforme en noche, encenderé mi calabaza y el fuego de mi hogar y haré que no se apaguen hasta el amanecer. Cocinaré algo con calabaza y ya he preparado una mezcla de manzana, frutas del bosque, escaramujo, hinojo y canela para celebrar como al atardecer, los muertos queridos estarán pendientes de nosotros esperando una señal.

¡Feliz noche de Halloween para todos!

Suddenly, all of my ancestors are behind me. "Be still" they say. Watch and listen, you are the result of the result of the love of thousands. Unknown.

Dedicado a Joaquín Pueyo y Alfonso Ruescas. Siempre ahí.


martes, 23 de septiembre de 2014

El Elemento Fuego


Esta noche ha comenzado, a las 4:29h de la madrugada, el otoño. Mi estación predilecta del año. Para la brujería tradicional, esta estación es mágica porque contiene la entrada a la Mitad Oscura del año, un tiempo donde se manifiestan todo tipo de fenómenos de los que ya hemos dado buena cuenta en este blog, precisamente en esta entrada de la que os dejo la referencia: La Mitad Oscura.

Curiosamente, anoche se fue la luz de la zona donde vivo. Nos quedamos sin luz toda la noche, las calles, las casas… Justo vivo en la linde de la población y ahora que escribo esta frase me doy cuenta de que no puede ser casualidad. Más allá de mi casa solo hay campo. Se da la casualidad que acabamos de pasar la fase de Luna Nueva por lo que no había ninguna luz en el cielo. Para colmo, tampoco se veían las estrellas porque nubes de lluvia cubrían todo. Me asomé un rato a la ventana y me quedé un rato contemplando la poco habitual oscuridad. Y en ese momento me di cuenta de cómo debió de ser la vida en la Tierra hace no tanto tiempo, cuando no existía la luz eléctrica. De hecho hay algunas poblaciones cercanas que no han tenido alumbrado hasta hace cincuenta años. Anoche todo estaba, literalmente, como la boca del lobo. ¡No se veía nada! Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, tan solo se atisbaban algunas formas de árboles y arbustos diseminados por el campo. Un poco más allá, todo era oscuridad. Y de esa oscuridad del campo, podías esperar que saliese cualquier cosa. Incluso, en ocasiones, me pareció ver moverse algunas cosas…

La aparición de las misteriosas luminarias o la Santa Compaña en parajes tan oscuros como el que yo vi anoche debía ser poco menos que estremecedor.

Me pregunto lo que debió de ser en aquellos tiempos la llegada de la noche para nuestros antepasados. Y comprendí la importancia tan enorme que tenía el fuego, la luz, para ellos. En aquellas noches de la Mitad Oscura del año donde en cada casa se invocaba a la luz encendiendo la chimenea, la gloria o candiles y velas para poder ver algo en esa gran oscuridad.

Para quienes no sepáis qué es la gloria, os diré como curiosidad que en Castilla y León, muchas casas de pueblo tienen este antiguo y eficaz sistema de calefacción inspirado en el hipocausto romano. Un hogar o chimenea escondida debajo de una trampilla situada en el suelo de la casa. Por allí se introduce la paja o los sarmientos, que son de combustión lenta. Una serie de galerías recorren, bajo el suelo de la casa, las principales dependencias y el humo sale por una chimenea o humero empotrado en el muro. Así, las dependencias del piso inferior estaban caldeadas todo el día y en estos parajes donde los inviernos son durísimos, era y es un gran sistema de calefacción. De ahí viene la frase “estar en la gloria” como sinónimo de estar muy a gusto, pues aquellos que estaban en las habitaciones encima de la gloria estaban calentitos, secos y confortables.



El fuego era importantísimo para para aquellas gentes. Y es además uno de los cuatro elementos básicos para trabajar brujería. Los elementales asociados al fuego son las salamandras, pero no el animal, sino una forma astral conocida con ese nombre. En ocasiones son vistas en forma de bola de fuego, otras veces son tan rápidas como un destello. La tradición feérica también recuerda haberlas visto como seres vestidos con capas y capuchas rojas.

El fuego es un elemento misterioso pues adquiere muchas y variadas formas hasta casi parecer sobrenatural. Los espíritus del fuego están relacionados con la creatividad, la energía vital y con el espíritu. El fuego genera luz y nos aporta energía para comenzar cualquier acción o movimiento. Nos aporta coraje y valentía, enciende nuestra pasión y nuestro entusiasmo. El fuego es además símbolo de nuestra visión interior, del fuego creativo. El fuego es la luz del sol, el calor del desierto, la especial llama de una vela o el calor de un buen fuego en la chimenea.



Como todo en la naturaleza, puede llegar a ser muy destructivo pues tiene, como los demás elementos, el poder de guardar la vida pero también de destruirla. Es siempre salvaje, indomable y peligroso y por esa razón habremos de saber utilizarlo en nuestros encantamientos o conjuros. Si lo usamos para destruir, deberíamos aprender primero a  usarlo pues podemos causar grandes males. En cambio, podemos invocarlo para trabajar todo lo que tiene que ver con la transmutación o la transformación. Es el fuego que calienta el Caldero de la Gran Madre, el recipiente que transmuta lo que ya no nos sirve en algo completamente nuevo que se convertirá en alimento para nuestro espíritu. Es el Espíritu de la Forja, del herrero, concepto tan básico y fundamental para la brujería del cerco.

Lo usaremos también para limpiar y purificar. Recordemos todos los rituales que se celebran en la Noche de Walpurgis y las fiestas del Solsticio de verano cuando encendemos hogueras y las saltamos para purificarnos o quemamos papeles con todo aquello que es viejo, que nos perjudica o que nos hace daño para dejar paso a lo nuevo que ha de llegar. O las hogueras cercanas al Samhain o Halloween, mi sabbat más querido.

En Halloween, entre otras cosas, encendemos hogueras para hacer que la tierra sea fértil. Las cenizas de los fuegos sagrados se esparcen sobre los campos de labranza para transferir el vigor de los Espíritus del fuego a la tierra. Es también símbolo poderoso de protección, por eso en estas fechas oscuras es común ver procesiones de gente llevando antorchas para invocar esa protección espiritual.



El fuego es también asociado con la fuerza vital, con la energía que insufla la vida, es decir, la energía del espíritu. Las mujeres saltan las hogueras para invocar fertilidad y los hombres virilidad.

En brujería del cerco, de hecho creo que en toda la brujería tradicional, solemos encender un fuego a la caída de la tarde y no dejar que se apague. Ese fuego ha de permanecer encendido porque para nosotros, por nuestras fuertes creencias en los espíritus de la naturaleza, simboliza el espíritu que habita nuestro hogar. Mantener el fuego encendido es un acto de profunda espiritualidad pues representa nuestra íntima conexión con esos poderes del territorio.