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viernes, 20 de junio de 2014

Treading the Mill


The dance of the witches, por Peter

Una vez que hemos trazado el Compás, comenzamos nuestra magia, nuestros trabajos brujeriles. En la brujería tradicional el movimiento puede ser, como se denomina en inglés, en deosil o widdershins, es decir, siguiendo el movimiento rotatorio del Sol o su contrario. Para el folklore escocés, el deosil, también conocido como Sunwise o Sunward era considerado como el curso propicio, es decir, siguiendo dirección de este a oeste o el movimiento que sigue el Sol en el cielo. El curso contrario era conocido como widdershins o tuathal, curso antihorario.

Dependiendo del trabajo que estamos haciendo, empleamos un movimiento u otro. Siempre que trabajamos la sombra, emplearemos la dirección contraria al movimiento natural del Sol y siempre que hagamos encantamientos y trabajos que tengan que ver con crecimiento, sanación, construcción, etc. se harán siguiendo el curso natural del Sol, de este a oeste o deosil. Dedicaremos más tiempo a hablar de esta cuestión tan interesante.

Pero hoy nos vamos a centrar en lo que se conoce en Brujería tradicional como Treading the Mill. La traducción al español la desconozco así que si alguien sabe cómo es traducido, pues le agradecería que me lo dijese. Puede ser traducido como pisar el molino, hacer la Ronda… Como he comentado, la mayoría de los libros que he leído están en inglés o en alemán. Muchas cosas me las enseñaron o las aprendí en otro idioma que no es el español.

Los molinos de grano tienen un mecanismo que consiste en un eje principal que es una rueda circular fija que podía tener un diámetro de 8,50 metros y un espesor de hasta 120 cm. Sobre esa rueda se movía otra rueda semejante llamada volandera. Para mover la enorme piedra se utilizaba energía hidráulica, eólica o animal (personas o animales). El grano se vertía por un agujero central y el polvo molido salía por los bordes, donde era recogido.

En brujería tradicional utilizamos la simbología del molino para representar los trabajos donde simbolizamos la energía del Maestro con una Vara o una piedra en ocasiones. Para mí, el grano que se coloca en el centro, dentro de la piedra llamada volandera, simboliza nuestro trabajo. La materia bruta que es transformada en algo más sutil, en algo que se transmuta y adquiere más valor del que tiene en un principio.

Para transformar la materia bruta, hemos de emplear nuestra energía y saber bien nuestro Oficio. Cuando trazamos el Compás, caminamos en torno al Círculo,  hacemos la Ronda. Es en realidad trazar el Compás, algo de lo que hemos hablado alguna vez, para crear un espacio sagrado, una puerta que se abre entre dimensiones. El lugar donde el brujo trabaja y convoca a los Espíritus de la naturaleza, a los Difuntos y a los Ancestros. Con este andar peculiar, los cantos que empleamos y las palabras recitadas ganamos poder.

El eje central del círculo está simbolizando la presencia del hombre ante lo desconocido, lo mágico- invisible. Es el Eje o el Árbol del Mundo, puertas hacia esas realidades invisibles que se solapan con la nuestra. Pero lo más importante es que nos recuerda que hubo un tiempo en que los seres humanos estaban conectados con esa visión mágica de la realidad. Pero hubo un momento en nuestra historia, un gran cataclismo cósmico del cual se hacen eco diversas tradiciones de la Tierra, en que esa conexión quedó rota. Se la conoce como la Caída, una ruptura con todo aquello que alimentaba nuestro espíritu y que tanto deseamos reconquistar aunque muchas personas hayan olvidado qué es aquello que añoran.

Los brujos seríamos una raza de personas a las cuales, en algún momento de aquella larga noche, se nos entregó un conocimiento que encerraba todas aquellas palabras y símbolos mágicos que una vez la humanidad conoció. Cuando clavamos la Vara en el centro del Compás y caminamos en torno, cerrando los ojos o dándole la espalda para aprender a sentir esas fuerzas sin los sentidos físicos, estamos recordando aquel conocimiento perdido y restaurando, aunque sea un poco, el orden de aquello que se fue.

Con una Vara puesta de pie en el centro, giraremos y rotaremos mirando sin mirar. Es el “Camino serpenteante” (crooked path) y cuando lo caminas, notas una corriente rápida que recorre tu piel y te trasciende, como si avanzases en contra del viento.



Era o es muy común girar dando la espalda a la vara. Esta danza ha sido representada en ocasiones así. Gente bailando alrededor, cogidos de las manos y de espaldas a la Vara. Es, desde luego, un culto solar que ha permanecido hasta nuestros días. Por alguna razón insistimos en este blog en que el Sol es mucho más que lo que nos cuentan. Tiene conciencia y más poder del que pensamos. Así que, haciéndome eco de las sabias palabras de Salvador Freixedo, ufólogo, demonólogo y sabio, no adores a esos diosecillos extraños que pululan por tantos altares neopaganos (la mayoría de ellos simbolizan el dolor y han actuado de forma salvaje contra la humanidad) y enfócate en lo que realmente tiene Poder y Sabe quién eres.

Caminar en círculo, hacer la Ronda, es un proceso mágico grupal que construye energía, que crea vórtices o Portales a través de los mundos o dimensiones. La vara central nos ayuda a enfocar la energía, nuestro trabajo y aporta poder a lo que la Vara simboliza. Incluso aprovechar la energía que se crea para viajar a otras dimensiones, si te cuesta cruzar el cerco por ti mismo.