Según un reciente estudio sobre
el comportamiento de los cuervos, se demuestra que estas aves poseen lo que la
ciencia ortodoxa llama “Teoría de la mente”, es decir, una capacidad innata de
entender lo que otros seres vivos tienen en mente, así como de interpretar
pensamientos e intenciones a otros.
El cuervo, ave negra que acompaña
siempre a las brujas, mensajero del inframundo, ser cambiante, símbolo de
iniciación y animal protector de las brujas. Ave inteligentísima acompañante
del séquito de Hécate y de otras Damas de la noche. Los brujos siempre hemos
sido asistidos por determinados animales que podríamos llamar afines. Hace un tiempo escribimos un post sobre los mágicos cuervos: Los cuervos, animales de buen augurio.
En brujería se trabaja con un
animal familiar recurriendo a una determinada especie debido a su fuerza y
habilidades. Un familiar también puede actuar como un guía del inframundo y
actuar como asistente en la curación y en la magia.
El término familiar también se
aplica en ocasiones a los animales que acompañan habitualmente a una bruja: un
gato, un cuervo, un perro, etc.
El cuervo es sabio y enseña de
forma particular intrincados sistemas mágicos. Se dice que si un cuervo te
ronda o que donde vayas te reciben cuervos podría significar que
tienes el potencial de ser un gran brujo. Se dice también que suelen aparecerse
a personas que ya llevan tiempo practicando el Arte y que han hecho importantes
progresos en el Oficio. Quizá porque la conciencia del brujo ha de trabajar
mucho para elevarse y estar a la altura de decodificar su misterioso lenguaje.
Siempre han sabido hablar un
lenguaje espiritual que a los brujos nos ha permitido discernir, descubrir y hacer
brujería a ciertos niveles.
Como es Arriba, es Abajo. Este principio
hermético es una llave, una puerta a ese conocimiento oculto que subyace detrás
de todo lo visible. La Ley no escrita pero que habla y se manifiesta a través
de todas sus criaturas. Los cuervos esconden la comida, pero esconden y conocen
secretos e intenciones de otras personas que son transmitidas al brujo a través
del lenguaje secreto del mundo.
Nuevos descubrimientos,
publicados en la revista NatureCommunications, demuestran el grado de sofisticación que poseen los
cuervos.
Digamos que la característica
principal de la cognición humana es la teoría de la mente, a la cual nos
acabamos de referir. El ser humano aprende el lenguaje, construye instituciones
políticas, desarrolla las artes y la cultura. Muchos filósofos y biólogos
consideran que nuestra habilidad de ver las cosas a través de los ojos de otras
personas es lo que nos hace humanos.
Los cuervos comen casi cualquier
cosa aunque especialmente carne. Cuando un grupo de cuervos ve una carroña y
han comido hasta saciarse, guardan algunos trozos en sus buches y después se
marchan a enterrar los trozos en lugares ocultos para su ingesta posterior. Es un
juego de competición como el conocido juego del escondite donde se espían entre
ellos para ver donde los demás entierran la comida y luego birlársela.
Además utilizan todo
tipo de estrategias para alejar a sus competidores: por ejemplo, enterrar la
caza tan rápido como les sea posible, enterrarla detrás de algún tipo de
barrera u obstáculo para no ser vistos y después evitar el lugar de
enterramiento para no llamar la atención a los otros sobre el lugar donde han
enterrado su preciado tesoro. En otras ocasiones, disimulan pretendiendo hacer
un hoyo para que los demás los vean pero sin embargo guardan la comida en su
buche esperando encontrar un lugar más seguro para enterrarlo.
Podéis leer el estudio con
detenimiento en este link…
Este equipo de científicos llega
a la conclusión de que los cuervos comparten la capacidad humana del
pensamiento abstracto sobre otras mentes, siendo capaces de adaptar su
comportamiento mediante la asignación de sus propias percepciones a los demás.
La civilización occidental cortó
hace ya muchos siglos su conexión sagrada con la Madre Tierra, con la Diosa y
todos los seres que la habitan. Es triste que los científicos
lleguen a las mismas conclusiones que llegaron nuestros ancestros sin tener que
recurrir a los fríos y desangelados experimentos científicos. Pero me he
querido hacer eco de como la ciencia ortodoxa, al final, llega a la misma
verdad. Y es que el saber popular siempre esconde un conocimiento oculto que apela a nuestra alma y la conecta con el alma del mundo despertando una dimensión silenciosa y llena de conocimiento inimaginable.