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martes, 9 de septiembre de 2014

Los Árboles de las Hadas II


Árbol de hadas. Fitzroy Gardens, Melbourne 

Todos los árboles están habitados por un espíritu, el espíritu del árbol que, como vimos el otro día, recibe muchos nombres. Los Pookas, Cluricaunes o las misteriosas damas vestidas de blanco suelen aparecer cerca de estos árboles y de determinados arbustos. Es imposible recoger todos los nombres de estos misteriosos seres que aparecen cerca de estos árboles llamados Fairy trees o los Árboles de las hadas. Mucha gente no se atreve a pasar de noche cerca de uno de estos árboles y son numerosas las historias de personas que han desaparecido en su cercanía. También son numerosas las historias que han tenido estados alterados de conciencia y otros tipos de experiencias numinosas sentados bajo sus ramas.

También son numerosas las tradiciones populares dadas a decorar los árboles y sus ramas en las principales fiestas relacionadas con el ajetreo agrícola. La gente cuelga de sus ramas pañuelos, cencerros o campanas, cintas de colores y cristales para honrar al espíritu del árbol. Un espíritu que ayudaba a los humanos a mantener el entorno limpio de energías e influencias indeseables y un espíritu que, a su vez, necesitaba la ayuda humana pues los árboles, aunque fuertes y poderosos, son también muy vulnerables a la acción humana.

Si viajáis a cualquier lugar e indagáis un poco en sus tradiciones, encontraréis sorprendentes leyendas relacionadas con los árboles. Y sin entrar en detalles, seguro que todos recordamos lo que hacemos cuando llegan las fiestas del Solsticio de invierno, las Saturnalia, conocidas como Navidad. Nos gusta decorar abetos, llenarlos de bolas de cristal de colores, de piñas, cintas, objetos comestibles, estrellas… Antiguamente, antes de la llegada del malhadado cristianismo, en la copa del árbol no se colocaba un ángel, seres insisto, de dudosísimas cualidades éticas para con los humanos, sino que se colocaba a un espíritu de la naturaleza, a un hada representando el triunfo del espíritu de la luz frente al espíritu de la oscuridad. Eran las noches del solsticio de invierno, cuando la noche más larga del año anunciaba la llegada de la luz al mundo, días más largos y noches cada vez más cortas.


Incluso existen cultos asociados a la magia de los árboles y los espíritus. Hay culturas que han guardado con más mimo su alma pagana que otras. Tal es el caso de los países anglosajones o germanos. Y como muestra, un botón. En el año 1.999 se planificó la construcción de una autopista que iría desde Limerick a Galway. Su construcción tuvo que demorarse diez años debido a que un espino crecía justo donde debía ir la autopista. Las gentes locales se opusieron con fuerza a que talasen el árbol debido a que era bien conocido por ser un árbol de hadas. Finalmente, la carretera fue desplazada unos metros para evitar que el espino fuese talado.

Precisamente el espino es un árbol con mucha tradición feérica. Hay mucho folklore asociado a que alrededor de este árbol se reúnen las hadas y muchos tabúes sobre cortarlo o llevarlo al interior. Son árboles entrada. O bien porque señalan importantes lugares telúricos para acceder al Elphame o bien porque las propiedades de sus hojas propician algún tipo de estado alterado de conciencia.


Además del espino, existen árboles asociados al mundo de las hadas y que están íntimamente asociados con ellas: roble, fresno, manzano, abedul, encina, avellano, aliso, serbal, saúco y tejo. Si bien en todos los árboles habita un espíritu y pueden verse hadas, son éstos los árboles que más tradición arrastran y cuando la tradición habla, hemos de pararnos a escuchar lo que ésta nos quiere decir realmente. Iremos viendo en el blog las propiedades mágicas de estos árboles.

Los Árboles de las Hadas II - (c) - Marta Ruescas

lunes, 1 de septiembre de 2014

Los Árboles de las Hadas I


Los árboles viven muchos años, muchos más que nosotros. Algunos pueden ser milenarios, pero lo que no cabe duda es de que nos precedieron. Ellos estaban mucho antes de que los seres humanos comenzásemos a poblar este planeta. Son seres antiguos, sabios, sensibles aunque fuertes y poderosos. Son los habitantes del bosque, auténticos seres vivos que se comunican con nosotros si sabemos escuchar, si sabemos bajar el ritmo frenético en el que vivimos. Fueron venerados por los antiguos porque eran herederos de un antiguo conocimiento que comprendía que cada árbol guarda en su interior un espíritu de la naturaleza.

Los árboles eran oráculos y antiguos hombres y mujeres de sabiduría sabían interpretar sus “palabras”: el graznido de los cuervos encima de sus copas, el susurro de las hojas al ser agitadas por el viento o por la brisa, las formas de sus ramas al recortarse contra la luna llena... Existe una realidad que se manifiesta constantemente pero que muchos, la mayoría, no pueden ver. Pero hubo gentes que sí la conocían y llenaban el bosque, los campos y las veredas de ofrendas, tan variadas como son los espíritus. En ocasiones, colgaban recipientes de cobre entre las ramas de según que árbol y éstas sonaban al chocar transmitendo mensajes a aquellos que sí los entendían.

Los celtas veneraban las arboledas y las ceremonias religiosas tenían lugar en aquellos lugares. Los antiguos germanos adoraban a sus espíritus en los claros del bosque erigiendo en ellos piedras y colocando flores y dejando sus pertenencias. Eran ofrendas a los espíritus del claro. Por toda Galicia, en la espesura del bosque, encontramos este tipo de construcciones, precisamente en zonas donde se asentó la cultura celta.

En los lugares más inexpugnables de los bosques se encuentran misteriosos monumentos hechos en piedra. Algunos representan rostros sin boca, otros tienen una boca excesivamente abierta pero no tienen ojos, tallados en la roca vemos a seres encapuchados, en otros, extraños signos parecen desafiar nuestro entendimiento… Como explica magistralmente el antropólogo José Luis Cardero: […] Y no dejemos de recordar que todos estos monumentos y estructuras de piedra, a veces recubiertos con una gruesa capa de tierra y vegetación, son entradas muy comunes, conocidas y privilegiadas para acceder al Más Allá.

Los árboles siempre han protegido esos lugares. O quizá sea su misma presencia la que señala estas zonas ventana donde se ven cosas, donde desaparece gente, donde hay extrañas luces que iluminan de noche los caminos. Las alineaciones de árboles, si se sabe mirar, señalan y advierten de aquellos lugares donde no debemos entrar y señalan aquellos que traen bondades al ser humano.

Los espíritus de la naturaleza, las hadas y elfos, como así recoge el folklore de la mayoría de las culturas de la Tierra, están asociados con los árboles. Cada árbol está animado con un espíritu al que los griegos llamaban dríades aunque reciben muy diversos nombres: Damas Verdes, Damas Blancas, Doncellas del Musgo…   Cada árbol es un ser vivo y cada uno está insuflado por un espíritu. Así encontraremos árboles masculinos, árboles femeninos y si aprendemos a escuchar, hasta conoceremos el nombre del espíritu que lo habita. Pero eso no es fácil.

“Tocar madera” es la frase típica para ahuyentar el ataque de las fuerzas indeseadas. Los árboles nos conectan directamente con el reino de los espíritus de la naturaleza. Ellos se encuentran allí donde los árboles crecen juntos. Asimismo, un árbol solitario en medio de la nada, es también un árbol de hadas pues estas viven en aquellos lugares que rompen la monotonía de un paisaje: un conjunto de piedras con unos pocos árboles, un río y su vereda, un claro del bosque… todos aquellos lugares que rompen la uniformidad del entorno son lugares habitados por los espíritus. Son lugares donde hay mucho folklore que nos relata encuentros con estos seres mágicos y vivencias muy fuera de lo común.


En algunos árboles, la gente cuelga pañuelos o trozos de tela donde previamente ha escrito un deseo: la pronta recuperación de un ser querido, protección, buena cosecha, abundancia... Los dejaban a la intemperie hasta que los elementos los dejaban raídos y viejos. Esa era la señal de que el deseo se cumpliría. Los espíritus había recogido el deseo y se lo habían llevado a un lugar donde todo se pondría en marcha para otorgar ese bien a quien lo pedía.


Existen una serie de árboles que están especialmente asociados con las hadas. Haremos un breve recorrido por algunos de ellos, dedicándoles más adelante, más tiempo para cada uno ya que son árboles muy especiales, mágicos e íntimamente legados con el pueblo de las hadas y de los elfos.

Continuará...

Después de este descanso estival, retomamos la actividad cotidiana del blog donde volveremos a un ritmo más continuado. Espero que hayáis tenido buen verano y como siempre, os agradezco que estéis ahí. 

Los Árboles de las Hadas - (c) - Marta Ruescas

miércoles, 11 de junio de 2014

El Roble


Nos acercamos al Solsticio de verano, que tendrá lugar aproximadamente el 21 de junio. En este tiempo los árboles recobran su fuerza. La savia adquiere un vigor renovado por la cercana primavera y las hojas están en su máximo esplendor. Uno de los árboles más importantes es el roble, el Rey Roble, en honor al Astado, que pierde su batalla en el Solsticio. Así diríamos que el roble es uno de los tótems asociados al mes de junio.

Para muchas culturas, es un árbol sagrado y curiosamente es reverenciado y tenido en cuenta en todos los festivales asociados a la brujería. En febrero, en Candlemas, los espíritus del roble son invocados para ayudar y dar fuerza a la Gran Madre a dar a luz al resplandor de la naturaleza, cuando en las noches de Walpurgis ya está en su máximo apogeo. Solía ser utilizado para los rituales de fertilidad. Durante el solsticio de verano, en este mes de junio, llamamos a los espíritus del roble por su asociación y vinculación estrecha con el trueno y la lluvia, para ayudar a que las cosechas crezcan y no se estropeen antes de la época de cosecha, en septiembre. Igualmente, a finales de agosto y en septiembre invocamos al roble por sus poderes regenerativos, para todas aquellas plantas que mueren con la cosecha, como fiel testigo del ciclo agrícola, un espíritu que nos promete la llegada de un nuevo comienzo y nos confirma que el ciclo tiene continuidad. Así podríamos continuar con todos y cada uno de los sabbats del año porque en todos tiene un papel muy relevante.



Las propiedades de protección del Roble son importantísimas. Siempre ha sido utilizado en la magia y muchas de las viejas costumbres asociadas a este árbol son todavía recordadas en los pueblos. Por ejemplo, llevar un pequeño trozo de corteza de roble te aporta seguridad, protección y mucho bienestar. Dos ramas de roble atadas con un hilo rojo formando una cruz es un antiquísimo talismán que puede ser puesto en la puerta de una casa para protegerla de influencias perjudiciales. Para los viajes al Sabbat, el roble es una planta de toma de tierra. Es un árbol que está fuertemente asentado en el suelo, sus raíces son fuertes y poderosas y simboliza la permanencia y la resistencia. Antes de emprender un viaje, es bueno hacerse un pediluvio en agua de corteza y hojas de roble. Esto no solo prevendrá el cansancio de los pies sino que hará que tengas seguridad y que tus pies te lleven a buen puerto. Si coges una hoja caída de roble, te traerá suerte y prosperidad además de asegurarte que no te resfriarás en todo el invierno.

El roble ha sido siempre utilizado para la adivinación. En los tiempos antiguos, los brujos y las gentes de sabiduría estudiaban las formas y la predisposición de las hojas de diferentes árboles y podían determinar con exactitud los trabajos agrícolas de todo un año. Además, podían predecir el tiempo en muchos lugares… La naturaleza habla pero alguien se encarga, sistemáticamente, de que olvidemos ese lenguaje. Nos quieren desincronizados con la naturaleza pero este tema daría para escribir una enciclopedia.

El roble simboliza la seguridad, la constancia, el vigor, las puertas, seguridad y fuerza. Es un árbol de claro corte masculino y está asociado con el elemento fuego.


Podríamos seguir hablando largo tiempo del roble y quizá lo hagamos más adelante pues sus virtudes y poderes no tienen fin. 

lunes, 31 de diciembre de 2012

Dríades, espíritus de los árboles



Los árboles siempre han sido sagrados para todos aquellos pueblos que vivieron en permanente contacto con la naturaleza. Adentrarse en un bosque era una aventura, una hazaña que sólo había de ser realizada por los Cunning Men and Women, Hombres y Mujeres de Astucia, como así eran conocidos los Curanderos, o por los mismos Brujos, conocedores del Elphame, el Reino que se extiende bajo las colinas huecas.

En el folklore de muchos pueblos encontramos todo tipo de cuentos acerca de seres de la naturaleza. Habitantes extraños de un mundo no menos extraño. Demasiadas historias para pensar que es un mito. En Brujería del Cerco creemos en la existencia de estos seres porque no en vano la brujería trabaja estrechamente ligada a estos seres y fuerzas de la naturaleza. Como he dicho, estas leyendas tan prolíficas a lo largo de la Vieja Europa no son producto de la casualidad o de la fértil imaginación de los aldeanos. Son muy numerosos los testimonios sobre este tipo de acontecimientos y sobre la presencia de habitantes invisibles que durante muchos siglos fueron incluso vistos por todas las gentes que vivían en entornos rurales. ¿Imaginación? En absoluto.

Hoy hablaremos de las Dríades.

En todo árbol habita un espíritu, un evolucionado ser de la naturaleza. Son las llamados Espíritus de los árboles, cuya vida dura lo mismo que la del árbol que habita. Son seres de gran belleza, altos y esbeltos. Tienen los ojos dorados, como hechos de sabia del propio árbol. Nos hablan a través de los movimientos del árbol que habitan. Por eso cada árbol es especial y por eso, cada uno tiene una personalidad. Solo quien sabe observar es consciente de esta magia.

Hubo una vez una encina en un enorme y bello jardín. Su tronco y sus ramas eran frondosos y rezumaban vida. Una noche, mientras una mujer se hallaba sentada a sus pies pues se encontraba cansada, se le ocurrió recostar su cabeza sobre el rugoso y suave tronco de la imponente encina. Cuál no sería su sorpresa cuando pudo ver que el tronco se convertía en una altísima y esbelta mujer. Tenía el cabello corto y negro como el carbón, sus ojos, almendrados, eran dorados y cálidos, haciendo juego con la capa que envolvía un vestido blanco que arrastraba por el suelo. Aquel misterioso ser le dijo su nombre. De esa manera supo que aquella hermosa encina que desde siempre había habitado su jardín, era un ser vivo y consciente y descubrió maravillada que el espíritu de aquel árbol acababa de comunicarse con ella.


Una Dríade es el espíritu de una planta o de un árbol. Son esquivas, como todos los seres de la naturaleza. Su esencia es la que hace que el árbol que habita capte las energías cósmicas y las baje a la tierra, hacia la serpiente telúrica o Nwyvre. Ese espíritu es la confluencia de esas dos potentes energías por eso es uno de los seres más evolucionados del Elphame. Y por eso también, los árboles son seres dotados de una gran fuerza, vitalidad y antigua sabiduría. Resplandecen en la oscuridad solo cuando uno sabe escuchar y ver con los ojos del espíritu.

En Brujería del Cerco existe una fuerte interacción con los habitantes del Elphame. Estos son los seres de la naturaleza: hadas, elfos, duendes, gnomos, etc. Existe un mundo invisible que desde siempre ha hechizado a la humanidad. Es otra dimensión, otro ámbito de experiencia sorprendente y mágico que si se busca, se encuentra. Siempre estuvo ahí y durante un tiempo muchos fueron los que lo vieron y ahora solo lo hacen los que trabajan el Viejo Arte. Quizá esto es así porque hubo un tiempo en que el Arte fluía solo, a través de la sangre y del quehacer cotidiano. Hoy lo tenemos que invocar pero podemos aprender a recuperarlo simplemente teniéndolo en cuenta, contando con su presencia.

Busca un árbol que te llame la atención. Si entre cien árboles te fijas solo en uno, no pienses que es capricho o que lo has elegido aleatoriamente. No, no es así. Ese árbol te ha elegido a ti, mejor dicho, la dríade que lo habita te ha llamado. Como hemos roto hace tiempo la conexión con lo natural, creerás que es fruto de la casualidad pero ella ha apelado a ese canal dormido que tenemos con ese mundo y que lleva desde hace tanto tiempo cerrado. Sería bello que te acercases y comenzases a entregarle preciosas ofrendas de flores, ramas, piedras, plumas y todo aquello que te parezca una bonita ofrenda para él. No te cierres ni prejuzgues. Solo escucha y estate atento.


Termino este año con un post dedicado a los cercanos habitantes del Elphame. Así espero y os deseo a todos que este año entrante, 2013, os traiga Magia y Abundancia y que despierte en todos aquellos que habéis sentido la llamada de la Hechicería, la Vieja Sabiduría.

¡FELIZ 2013!