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viernes, 1 de agosto de 2014

Celebrando Lammas


Hoy 1 de agosto celebramos uno de los Sabbat más tradicionales de la brujería, uno además que a mí me gusta especialmente: Lammas, también conocido como Lughnasadh. Es una fiesta de la luz, una fiesta solar y el primero de los tres festivales de la cosecha que ya se divisan por el horizonte. Todos los sabbats que anuncian la llegada de las fiestas de la cosecha son para mí especialmente queridos. El siguiente es Samhain, si bien en algunas tradiciones paganas se celebra Mabon, coincidente con el equinoccio de otoño, fiesta también muy bella.

Esta fiesta señala el final del verano y la próxima llegada del otoño. Se simboliza que el poder del Sol decae y que se sacrifica para alimentarnos durante el invierno. Ahora recogemos las cosechas que nos alimentarán durante todo el invierno. De este sacrificio que hemos celebrado siempre nace el mito del Cristo que muere por nosotros. Si recordáis, siempre andaba haciendo pan y fabricando vino de la nada para dárselo a la gente. En estos festivales tradicionales agrícolas celebramos la conversión de las semillas en alimento.

Lamentablemente, las cosechas físicas ya muy pocos las podemos recoger. Nos han obligado a desprendernos de lo más sagrado que teníamos. Pero lo que no nos pueden quitar son las cosechas del alma. Es tiempo de recogida de lo sembrado. Todo en lo que has estado trabajando comienza a dar su fruto. Nunca falla. Si estamos un poco atentos, nos daremos cuenta de que siempre sucede así. Son ciclos y estos vuelven una y otra vez.

Si no has conseguido lo esperado, es tiempo de reflexión. Por el contrario, si todo ha ido bien, es tiempo de celebrarlo.

Hablamos de ello ampliamente en John Barleycorn y la cosecha del alma así como en El Misterio del Rey Rojo. Podéis releer lo que escribí y sacar ideas para hacer vuestra celebración. 




Como bruja, me gusta respetar los Sabbat y celebrarlos. Siempre encuentro un momento para el recogimiento y siempre encuentro tiempo para celebrar con las personas que quiero. Así que, al contrario de lo que predica el cristianismo, siempre dolor, sufrimiento y miedo, desde Brujería del cerco os invito a celebrar que todavía queda verano por delante, que el sol brilla todavía alto y nos da calor, que las noches son claras y cálidas y huelen a madreselva pero que sobre todo os reunáis por la noche junto a las velas y celebréis la primera cosecha comiendo, bebiendo y riendo. Y que suene la música y contempléis las estrellas mientras hacéis el amor u os emborracháis como cosacos. Nosotros los paganos saludamos el sagrado derecho a la ebriedad.

Comentaros que estoy tomando un tiempo de descanso porque lo necesitaba. Aún así, iré actualizando el blog a lo largo de agosto con algunas recetas o consejos sobre herbología. En septiembre volveremos con nuevos y potentes contenidos. ¡Muchas gracias a todos!


¡Feliz verano!

martes, 6 de agosto de 2013

El Misterio del Rey Rojo


Ante mi vista se extienden enormes campos de cebada. Desde por la mañana, hasta por la noche, su tonalidad varía desde un amarillo suave y pálido, pasando por tonos cobrizos hasta que, cuando el sol se pone tras una loma al atardecer, llega a alcanzar un intenso rojo fuego. Las cigarras y los grillos cantan pero el campo, como siempre por estas fechas, está más tranquilo al atardecer. Hay menos algarabía pues el Rey Rojo está emprendiendo el camino hacia el otoño.

Se celebra, por estas fechas, el Sabbat de Lammas. También es conocido con el nombre de Lughnasadh, por el rey Lug. Se recoge la primera cosecha del año. En algunas latitudes más al norte, se recoge por estas fechas, por otras, en cambio, hace mucho que fue recogida. Depende de la fuerza del sol y tanto más al sur, las cosechas se realizan antes.

Como todos sabéis, en brujería tradicional se celebran cuatro días especiales al año que obedecen a cambios estacionales, a mareas de tiempo que fluyen en espiral. La llegada del frío se celebra en la fiesta más sagrada de todas: Samhain o Halloween (31 octubre). El fin del invierno se celebra en Candlemas (2 de febrero), el vestido verde de la Dama se celebra la Noche de Walpurgis (1 de mayo) y la despedida del Rey Rojo se hace justo en estos días (2 agosto).

Y en estos días cantamos y celebramos la muerte y renacimiento de John Barleycorn, el espíritu del grano de la Primera Cosecha. Barley significa en inglés cerveza y corn, maíz. John Barleycorn muere en el misterio de la trilla y del molino y los hombres y mujeres lo comen en la forma de tantos alimentos y bebidas que se fabrican con el grano. El Rey sacrificado es llorado y celebrado al mismo tiempo encendiendo hogueras sobre las colinas y otras alturas del terreno en lo que se denominan, Lammas Wakes, algo así como Los Despertares de Lammas, donde celebramos la resurrección simbólica del Rey Rojo después de su primer sacrificio anual, la Cosecha.

Antiguamente, en Inglaterra, la última gavilla era cortada y preparada con especial pompa y ceremonia. Después se llevaba a la casa donde era mostrada en la entrada durante todo el invierno, siendo retornada a la tierra cuando los campos eran arados en la siguiente primavera. En ocasiones, el espíritu del grano era invitado a "habitar" tejidos y muñecos realizados con ramas de trigo entrelazadas con complicados patrones. Son las llamadas Muñequitas y figuras de trigo.

Estas figuras se cuelgan habitualmente en paredes, no como decoración sino como protección, como los amuletos que se elaboran en las Highlands escocesas atando cuerdas rojas alrededor de ramas de serbal y colocándolos después sobre las puertas.


Los símbolos sagrados de Lammas son la hogaza de pan, la cerveza, los brotes de roble, que resurgen en esta época del año en países del hemisferio norte, la gavilla de grano y el águila.

A nivel de alma hemos vuelto a dar un giro anual. Cada celebración es una nueva vuelta en una espiral ascendente donde el alma, nuestra alma, evoluciona… o no. Pero siempre hay otra oportunidad, otra vuelta más para conseguir esos objetivos. Como brujos, utilizamos las mareas estacionales para marcarnos objetivos, para observar cómo evoluciona nuestra alma y nuestra vida, pues lo que es adentro, es afuera.

Los campos y la tierra han madurado. Ahora solo podemos sentarnos a recoger el resultado de nuestra cosecha y celebrarlo.



viernes, 27 de julio de 2012

John Barleycorn y la cosecha del alma


Se oye el crepitar de las semillas doradas, a estas alturas del verano ya resecas por el calor, maduras, preparadas para ser recogidas y recompensar el duro trabajo. Al caer la tarde el campo huele a tierra húmeda, las nubes blancas refrescan el cielo porque el sol ya no incide sobre la tierra con la intensidad que lo hace al medio día. El campo es más silencioso cuando llega Lammas (1 de agosto). Las cigarras y los grillos no son tan insistentes, los pájaros no alborotan como hace tan solo unas semanas y los mirlos comienzan sus paseos vespertinos. Se nota que el Dios está regresando al Elphame. 

Este sabbat también recibe el nombre de Lughnasadh, en honor al dios Lugh, dios de la luz y dios del Pasado Distante, tema que nos interesa en este giro de la Rueda del Año. Es el sabbat donde celebramos la Primera Cosecha del año y nuestras casas se llenan de los primeros frutos. En otras latitudes, no aquí en España, el 1 de agosto podemos sentir con mayor fuerza como la fuerza del Dios empieza a debilitarse porque los días comienzan a acortarse y las madrugadas son más frías.


En este día celebramos al Cornudo Sacrificado. Es el sacrificio del Rey Rojo que muere para dar vida a la primera cosecha. Hay una bonita canción popular británica que ilustra muy bien lo que celebramos los brujos en Lammas. Esta canción cuenta la historia de John Barleycorn donde este personaje es la personificación de la cebada y el trigo tanto en su cultivo como en su cosecha y por último en su conversión en bebida alcohólica (whisky y cerveza). John Barleycorn sufre su pasión, muerte y resurrección a lo largo del ciclo agrícola anual sufriendo las vicisitudes de los procesos campesinos que le llevan definitivamente a su conversión en bebida alcohólica suponiendo su reencarnación en aquellos que han sido merecedores de beber sus alcoholes porque hicieron causa de su sufrimiento.
 
Siempre me pareció curioso como esta canción popular se ensaña con el personaje. Esta es la traducción de la canción de la vida y muerte de John Barleycorn:

Tres hombres emprendieron camino hacia el oeste para intentar hacer fortuna.
Los tres hombres hicieron un solemne juramento:
John Barleycorn debe morir.

Lo sembraron, lo araron, lo atormentaron arrojando tierra sobre su cabeza
Y aquellos hombres declararon: John Barleycorn ha muerto.

Dejaron pasar mucho tiempo hasta que las lluvias del cielo cayeron torrencialmente
Y el pequeño Sir John sacó la cabeza de la tierra sorprendiendo a todos.

Permitieron que creciera hasta la llegada del verano, pareciendo pálido y demacrado. Al pequeño Sir John le creció una barba larga convirtiéndose así en un hombre.

Entonces los tres hombres, con sus afiladas hoces, lo segaron a la altura de las rodillas y lo enrollaron y ataron por la cintura de la forma más salvaje que pudieron.

Y contrataron a unos hombres para que con sus horcas lo atravesaran hasta el corazón y el cargador lo depositó atado en el carro de la peor manera que pudo. Después se dieron media vuelta y se marcharon al establo.

Y allí hicieron un solemne juramento sobre el pobre John Barleycorn.

Contrataron a unos hombres que le separaron la piel de los huesos y
El molinero se ocupó de forma salvaje de reducirlo a polvo entre dos piedras.

Y el pequeño Sir John acabó en una taza marrón junto a un vaso de brandy.
Y el pequeño Sir John acabó en un tazón marrón resultando al final ser el hombre más fuerte.

El cazador no puede perseguir al zorro ni contar con la fuerza necesaria para soplar el cuerno. Y el calderero no puede arreglar calderas ni ollas sin un poco de grano de Cebada.


Siempre vivimos dentro de muchos cuentos. Unos terminan y otros acaban pero siempre empieza uno nuevo mucho más prometedor que el anterior si has hecho bien las tareas del alma. Siempre se nos ha dicho que la vida nos trata bien o mal pero no es así. Nos han dicho que todo obedece a la casualidad y que nosotros somos meros monigotes que, temerosos, hemos de esperar que la vida sea justa con nosotros. Pero la vida no trata bien o mal: la vida enseña. Es un gran cuento repleto de pequeños o largos cuentos que vivimos intensamente si comprendemos que nosotros estamos dentro del cuento. Si miramos lo que nos sucede desde dentro, la vida, en ese instante cambia. Somos personajes y decidimos, no esperamos a que algo suceda. Para comprender esto debemos mirar con los ojos bien abiertos y extasiarnos ante la belleza que nos rodea.

A John Barleycorn lo vapulean salvajemente, lo machacan, le atraviesan el corazón con horquillas, lo muelen a palos y finalmente lo convierten en polvo entre las enormes ruedas de piedra del molino. De Sir John nacerán elixires sagrados que confortarán el alma de quien los bebe. Así el calderero bebe un poco de whisky, un cazador bebe otro trago y una mujer bebe una pinta de cerveza riéndose en un bar.

La mujer que se ríe en el bar está contenta porque ha matado con sus manos a John Barleycorn. El dios Lugh, dios del Pasado Distante, la ayudó. Y todos los miedos, las dudas, las inseguridades que vivió en el cuento que dejó atrás se convirtieron en un rico elixir que templó su alma… Ella misma ha hecho de todo aquello un picadillo, por eso ríe. Ríe porque ha vencido. Celebra este sabbat sabedora que la cerveza que tiene entre sus manos es el fruto de un trance que le ha hecho más fuerte, más sabia y más feliz. La cerveza que está bebiendo es deliciosa.

Por dejarme vivir,
te ofrezco vivir como jamás en tu vida has vivido.
Recuerda que solo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóooonde está el almaaaaaa?

C.Pinkola Estés. La pestaña del lobo.