domingo, 24 de marzo de 2013

Dónde moran los Duendes


Cuentos Hans Christian Andersen

No sólo se les puede ver a media noche sino cuando el sol se oculta tras el horizonte. Cuando vas a la cocina a por un vaso de agua y mientras lo coges, te parece ver algo pasar por el rabillo del ojo. Pero no es una ilusión centesimal, sino visión y muy real.

Es un duende y te parecerá que una sombra de medio metro de altura, fugaz como un relámpago, se ha deslizado por tu pasillo. Aunque no viven en todas las casas así que, si has visto uno, tienes suerte. Te han elegido a ti. Porque solo viven en las casas de aquellas personas que creen en ellos, que no tienen la televisión encendida todo el día, la música alta y en general no hacen esos ruidos que agreden los sentidos y que muchos se empeñan en hacer para no escuchar su interior.

En realidad suelen estar por toda la casa, pero tienen predilección por la cocina. Sobre todo cuando llega la noche porque en realidad, muy al contrario de lo que la gente se piensa, no suelen comer nuestra comida, sino beber nuestros licores y nuestros vinos. No soportan la luz eléctrica porque les deslumbra y se sienten muy inquietos y agredidos. Si alguien que está leyendo este pequeño texto cree que tiene un duende en su casa, un consejo: nunca enciendas las luces del techo. Les horrorizan. No las soportan y es que este tipo de luz ilumina los rincones más oscuros y misteriosos, deslumbrando la magia y ahuyentándola. La luz estridente convierte todo en demasiado evidente…


Así que enciende velas cada noche, aunque sea un rato.

Porque su luz titila en la oscuridad, porque construye sombras en la pared que son como fantasmas, a la gente se la escucha mejor, el salón deja de ser solo un salón y aparecen cosas que nunca antes pudiste ver. Algunos rincones están tan oscuros que parece imposible que sean simples rincones sino la entrada a algún mundo secreto. Porque ya no quieres ir solo al baño, porque alguien cuenta un cuento, porque dicen que un duende ha bajado por la chimenea y otro ha excavado un túnel, porque a tu gato le brillan los ojos y parece un gremlin, porque parece que ya no es un gato… Pero si alguien enciende la luz, los duendes se marchan corriendo y la magia desaparece.

7 comentarios:

  1. Qué curiosa la entrada. Es como si describieras sensaciones que tenemos todas y que yo por lo menos no se como explicar. Tu lo has hecho por mí, le has puesto "voz" a sensaciones, que la verdad, he sentido más en ciertos lugares, que en mi casa. Lugares en los que parece haber un mundo que convive con el nuestro entrevelado. Todos los días paso por un parque, que a mi de pequeña me parecía un bosque, y siento como si alguien jugase entre sus arboles, para mí siempre ha habido magia en él, como si diera cobijo a seres etereos, que se hacen notar una chispa y te dejasen con la duda, qué ha pasado? o de repente pasas y un gato a modo de "Alicia en el pais de las Maravillas" te contempla pausadamente desde un arbol.
    Como tu dices, muchas noches enciendo velas, sobre todo una que huele entre a vainilla y a coco y me pongo a leer. Siento decir que tengo que encender la luz del techo, porque si no no veo, pero es una luz cálida, y junto con la vela, siento un ambiente especial, quizá no de duendes, pero si de una energía muy acogedora.

    Un fuerte abrazo Marta y gracias por tus entradas que también desprenden magia. ;)

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    1. Hola Ana,
      Es muy bonito lo que cuentas.
      En los parques se les siente. Están en lugares donde hay abundancia de vegetación y sobre todo en grupos de árboles. Y en las casas, también están en las casas aunque no en todas. De alguna manera se les puede llamar o atraer.
      La luz eléctrica les espanta pero bueno, si no todo el tiempo, en ciertas ocasiones se pueden encender luces más cálidas, laterales y no del techo o simplemente probar a estar unos minutos al día de relajación a la luz de las velas. Es una forma de atraerlos y de atraer magia a tu vida. Tal como haces tú, buscando un momento especial en el día para estar contigo misma, es suficiente.
      Un fuerte abrazo y feliz día!

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  2. Cuando era niño, todas las noches escuchaba las ollas de la cocina sonar, y pienso que no eran porque estaban apiladas sino que eran duendes, vivía en el campo por esos tiempos y creíamos en los duendes. Saludos, me gusta mucho el blog.

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    1. Así es. En muchas cocinas suceden ruidos inexplicables. En mi casa, cuando era pequeña, también los escuchábamos. ¡Muy bonito recuerdo!
      Muchas gracias, me alegra que te guste el blog.
      Un fuerte abrazo :)

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  3. Que entrada mas magica! me llevo a mi infancia, cuando en la cocina se rompia un vaso como por arte de magia o se caian los platos o simplemente habia ruidos sin que ninguna persona estuviera alli, mi bisabuela decia: ya andan los duendes haciendo de las suyas! fijate que han roto esta vez! logicamente ningun niño queria entrar a la cocina. que recuerdos! nos ibamos a la cama y mirabamos debajo a ver si se nos habia colado alguno.
    en casa nos gusta cenar con velas de vez en cuando y es magico, lo recomiendo, mis hijos buscan formas y figuras en las paredes, le encanta mirar como se consumen y bailan los fuegos d las velas. me dice: esta baila, esta se rie, esta esta dormida. y tratamos de imaginarnos como seria la vida de las familias cuando no existia la luz electrica. momentos magicos.
    gracias! un fuerte abrazo. y si un duende viene por cocina no me voy a asustar, le dejare dulces y licores ;-)

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    1. Hola Andrea,
      Pues tu abuela te dejó un precioso legado: su creencia en la existencia de estos seres. De veras son reales, no son fruto de los cuentos si bien éstos son el legado más tangible sobre su existencia.
      Preciosa enseñanza para tus hijos. Es una bonita manera de hacer que la magia esté presente en su vida. Estoy segura de que lo recordarán siempre.
      Antiguamente, cuando no existía la luz eléctrica, la gente no tenía nada mejor que hacer que contar historias a la luz y el calor del fuego. Debieron ser tiempos, en este sentido, maravillosos. O al menos así me lo parece a mí.
      Un fuerte abrazo y gracias por contar algo tan bonito!

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