Hoy haré una pequeña introducción a algo con lo que trabajamos en la brujería del cerco. Se trata de los Espíritus del territorio, espíritus de la naturaleza con los que habremos de trabajar codo con codo si queremos que nuestros trabajos mágicos “funcionen” para nuestro bien y el de todos, ellos incluidos.
En la antigua Roma se honraba a los llamados Dioses Lares. Estos “dioses” eran deidades guardianas de la antigua religión romana. Para el pueblo romano eran los guardianes de los campos, de las chimeneas, de las fronteras, de los cruces de caminos, de las casas, de las ciudades y hasta de los vecindarios.
Pero no solo en la religión romana sino que en la Brujería tradicional y especialmente en la Brujería del Cerco creemos en la existencia de unos seres numinosos que existen en ciertos lugares, que están ahí para proteger e influenciar todo lo que sucede dentro de las fronteras de sus reinos. Ellos son los númenes, espíritus de la naturaleza cuyos dominios traspasan los nuestros, que no lo son tal.
Estos espíritus del territorio no son adorados en recintos cerrados sino al aire libre: un pequeño pasto, un grupo de rocas, una extraña elevación del terreno, un territorio inusualmente frondoso... ¡Ah sí! Las Fae se encuentran allí donde los árboles crecen juntos... Se ven cuando te adentras por estos campos castellanos o subes más al norte y te adentras en territorio gallego encontrando reminiscencias de estos dioses allá por donde vas y no ha llegado la mano del hombre... Aquellos caminos apenas dibujados en un bosque que conducen hasta una gran piedra con ininteligibles marcas realizadas en ella. Más allá de la piedra no continúa el camino. ¿Una advertencia? ¿Una señal de que están ahí ?
Sí, lo están. Existen y preservan el territorio. Están asociados a una tierra, un territorio y mantienen el orden natural. El brujo o la bruja del cerco lo saben y por eso, cuando te trasladas a vivir a otro sitio, has de entrar en contacto con ellos y presentarles tus respetos y tu saludo bondadoso.
Energías que surgen de las profundidades de la tierra y que a su vez condicionan las características del territorio. Los espíritus son llamados por la tradición El Pueblo Escondido o Los Extraños. En alemán lo llaman Das stille Volk (el pueblo tranquilo). Son los poderes que emanan los antiguos bosques y los lugares poco transitados. Quizá trasciendan a las propias Fae… Los antiguos brujos sabían de estos poderes, los conocían y los trataban con conocimientos que hoy en día nos podrían parecer sobrenaturales o simplemente cuentos de hadas. Hablo de aquellos ensalmos, hechizos y palabras mágicas que eran transmitidos oralmente en los cerrados contornos de una tradición brujil y que consiguen apaciguar a un Hombre Rojo, un espíritu un tanto perturbador o hacer amistad con el sagrado Espíritu de un lugar.
Gracias por compartir con nosotros estos conocimientos. No he podido dejar de sonreirme al leer este post al recordar algo que me ocurrió hace años. Estaba en mi huerto con niños y empezaron a arrancar la fruta verde de los árboles y tirarla al suelo y entre ellos. Sólo se me ocurrió contarles que el duende de la fruta y la señora de la naturaleza se enfadaría con ellos para que dejaran de hacerlo.
ResponderEliminarMe inventé un cuento, y todos ojipláticos me miraban embobados. El cuento lo he recordado de golpe al leer esta entrada.
¿Los duendes y las hadas forman parte de la brujería del cerco también?
Un abrazo grande,
Eva.