En otro post hablábamos de que el
Árbol de la Navidad o Árbol de Yule es un poderoso símbolo que hace alusión a
la perpetuidad del alma pero hoy vamos a ahondar en la profunda significación
de Yule o Solsticio como poderoso arquetipo de invocación a la Gran Madre del
mundo. Lo hago cara al siguiente post donde aportaré ideas para celebrar este Sabbat, es
necesario e importante que conozcáis el transfondo de lo que celebraremos el
próximo viernes 21.
Todos recordaréis que en el
pasado Sabbat de Samhain el Dios había muerto. Los días comenzaron a acortarse
de forma más pronunciada y las noches empezaron a ser más largas. Pero en Yule
sucede algo muy importante: el Solsticio de invierno. Es el Sabbat o fiesta del
renacimiento de la Luz que entronca con los antiguos cultos
femeninos-maternales, es decir, de fertilidad y gestación de la vida. Como
acabo de decir, es un antiguo culto a la Gran Madre o Diosa. Celebramos el renacimiento del Dios Sol, de la
luz, pues es a partir del solsticio de invierno que los días comienzan de nuevo
a ser poco a poco más largos y las noches más cortas. El Sol regresa y la luz a
su vez, también. Por esta razón, para nuestros ancestros era esta época del
solsticio tiempo de nacimientos y veneración de la maternidad o del
renacimiento de la vida. En los antiguos cultos agrícolas los pueblos del
hemisferio norte, adoradores del sol, celebraban el nacimiento del Sol con
fiestas populares caracterizadas por la presencia de fuegos y hogueras.
Las hogueras, el fuego encendido
en el hogar y la antigua costumbre de encender una vela durante toda la noche esperando
la llegada del primer amanecer después del solsticio eran costumbres arraigadas
en un pueblo que convivía con la naturaleza y que sabía que aquel primer
destello del alba era el de un sol, un dios, un rey recién nacido que llevaba
en sí la promesa de una regeneración de la naturaleza, la llegada de la próxima
primavera. Los fuegos y las velas que aquellas gentes encendían invocaban a esa
promesa de la Luz por llegar. Por esta razón el cristianismo, una tradición que
bebe de estos antiquísimos ritos paganos, disfrazó aquel antiguo culto a la
Madre Tierra como el nacimiento de un niño, el sol recién nacido y el Jesús de
los cristianos. Convenía, ya que no podían erradicar las creencias paganas,
reconvertirlas en algo diferente pero parecido e ir ganando el control sobre el
pueblo.
Son muchas las tradiciones, todas
de pueblos agrícolas, que misteriosamente cuentan lo mismo: bebés sagrados que
nacen hacia el solsticio invernal, hijos de madre virgen, nacidos en una cueva
rodeados de animales. Su nacimiento es anunciado por un portento estelar, son
visitados por hombres sabios o magos… Jesús, Buda, Krishna, Dionisos,
Zoroastro, Horus, etc. Si leéis cualquiera de las vidas de estos personajes no
sabríais diferenciar unos de otros.
Vemos como el cristianismo
disfrazó aquel antiguo culto a la Madre Tierra (a la maternidad) y las fiestas
asociadas al renacimiento del sol a partir del solsticio de invierno como el nacimiento
de un personaje de carne y hueso que nunca tuvo nada de real a nada que
investiguéis un poco este asunto. Ya en el paleolítico el dios solar sufre una
metamorfosis convirtiéndose en dios antropomórfico: la conversión en un dios
niño y joven, de carne y hueso que habría de nacer, morir y resucitar cada año.
Una simbología y sacralización del ciclo agrícola.
Y por último destacar la
importancia para estas sociedades de esta época pues representa la
llegada del acontecimiento cósmico más importante del año: el renacimiento del
sol, la llegada de la luz y del calor para unas formas de vida cuya
supervivencia dependía de este hecho.
Me ha gustado mucho la entrada. Por lo que entiendo, la navidad no es un culto de dosmil y pico años, sino que nació prácticamente con el ser humano. La verdad es que si te fijas en estatuas egipcias por ejemplo, parecen virgenes con su niño, el niño Jesus, pero son Isis y el niño Osiris renacido. Lo que celebramos es que el Sol renace y con él la vida en la Gran Madre. Practicamente todas las culturas festejan esto de una u otra forma. Por otro lado, creo que se podrían aprovechar los símbolos cristianos al revés, o sea dándoles el significado precristano y un Belén de toda la vida volver a simbolizar el renacimiento del Sol.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus entradas, nos hacen reflexionar sobre todo aquello que parecía tan obvio que ocultaba nuestra propia naturaleza. Un abrazo!!!
Así es. Es un culto precristiano y encontramos representaciones de una madre sosteniendo un niño en brazos en muchas culturas, principalmente culturas agrícolas. Es una veneración y celebración de la maternidad, tanto de la vida humana como de la vegetación que siempre renace en primavera trayendo abundancia a unos pueblos que dependían de ella para vivir. El sol siempre ha sido considerado un dios y yo no creo que los antiguos estuviesen equivocados o que tuviesen una visión naïf de la realidad, todo lo contrario. Quizá nos han dejado un legado que solo ahora, desde un conocimiento mas espiritual, estamos empezando a entender. Los símbolos cristianos tienen un trasfondo pagano. Entendiendo así la Navidad su significado, a mi entender cobra todo el sentido y recupera su hondura religiosa. Gracias! Un abrazo.
EliminarHola Marta, Me encanta tu blog! He estado mirando la rueda del año y sus 8 Sabbat pero no acabo de entenderlos respecto de los dibujos que veo dentro, pero ya nos irás explicando.El Yule me ha quedado muy claro, algo natural que parece tan obvio y que repetimos sin pensar: "el sol es vida". Ahora pienso que es mejor decir "el sol trae la vida". Gracias por traernos estos conocimientos perdidos en la noche de los tiempos. Un beso!
ResponderEliminarFeliz Yule Marta, que el nuevo ciclo venga lleno de amor y fuerza, que tus deseos sean materializados tal como los imaginastes. Un beso y gran abrazo.
ResponderEliminarCreu